En este artículo queremos tratar de resolver todas las dudas que te puedan surgir con respecto a los implantes dentales. Para ello vamos a tratar los siguientes puntos:
¿Qué son los implantes dentales?
Los implantes dentales son pequeños tornillos de titanio que sustituyen a las raíces de los dientes naturales perdidos.
Mediante una sencilla intervención, los implantes se introducen en los maxilares a través de finos orificios. Una vez que el hueso se fija firmemente al titanio (proceso denominado oseointegración) los implantes pueden dar soporte a nuevos dientes de porcelana (coronas) que reemplazan a los ausentes.
Una de las grandes ventajas de los implantes es que no hay que tocar para nada los dientes adyacentes (tallados agresivos, ganchos...)
¿Por qué es conveniente reponer los dientes perdidos?
La pérdida de dientes naturales por caries, piorrea o traumatismo provoca grandes problemas de salud y estética:
- Dificultad para la masticación, deglución y digestión.
- Descolocación de los dientes remanentes: Inclinación, separación y erupción excesiva al faltar dientes de apoyo. Esto da lugar a la retención e impactación de restos alimenticios entre los dientes, con la consecuente incomodidad, caries agresivas y enfermedad de encías.
- Pérdida prematura de los dientes restantes: Como consecuencia de lo anterior y también debido a la sobrecarga masticatoria, se origina el "efecto dominó" de las ausencias dentarias: una vez que se pierde un diente, se origina un proceso que favorece la pérdida de más piezas dentales.
- Desfiguración del rostro: una boca totalmente desdentada produce un hundimiento de la cara y sensación de envejecimiento. Una boca parcialmente desdentada da un aspecto descuidado y marginal.
La tercera generación de dientes
Cuando alguien pierde sus dientes naturales -por caries, piorrea o traumatismo- suele oírse la misma queja: "¡Ojalá me salieran unos dientes nuevos, igual que cuando me cayeron los dientes de leche en mi infancia!". Pues bien, ese viejo sueño es ahora posible gracias a los IMPLANTES DENTALES. No son una solución: son LA SOLUCIÓN.
La oseointegración
Es un fenómeno biológico en el que el hueso maxilar crece alrededor del implante y se fusiona al titanio, formando una unión de firmeza extraordinaria. La clave está en dos factores:
- La capacidad de autoreparación ósea. Cuando un hueso se fractura o se perfora, sus células se regeneran y forman una nueva unión más densa conocida como callo óseo. Para que este proceso ocurra, es imprescindible que los fragmentos óseos estén inmóviles al menos mes y medio (de ahí que se escayolen o entablillen las fracturas en brazos y piernas).
- La biocompatibilidad de titanio. Este metal, además de su gran resistencia, tiene una propiedad extraordinaria: cuando un tejido de nuestro cuerpo (hueso, encía...) entra en contacto con el titanio, sus células lo reconocen como sí fuera el propio tejido y se unen firmemente al metal. Por tanto, el hueso de los maxilares forma un callo óseo alrededor del implante, como si éste fuera también hueso. Una auténtica soldadura biológica. Para que no se interfiera el proceso de autoreparación ósea, debemos mantener el reposo (sin comer cosas duras) la zona de los implantes al menos un mes y medio tras su inserción.
Una intervención indolora y mínimamente invasiva
Sólo es necesaria una anestesia local similar a las utilizadas para tratamientos odontológicos habituales (empastes, endodoncias...). La intervención es prácticamente indolora y se realiza en nuestra clínica. Utilizamos implantes de última generación que permiten una técnica mínimamente invasiva, sin necesidad de bisturí ni de puntos de sutura.
Esto tiene consecuencias sumamente positivas:
- La intervención es rápida y nada traumática para el paciente.
- La inflamación post-operatoria de la zona es mucho más suave que en las técnicas tradicionales, sin que sea necesario pedir una baja laboral.
- Posibilidad de llevar dientes fijos desde el mismo día de la operación. El paciente no va a estar en ningún momento sin dientes.
- Se acorta el tiempo de espera entre la colocación del implante y la colocación de la prótesis definitiva, pasando de los 3 a 6 meses tradicionales a sólo 2 meses.
Un tratamiento de éxito comprobado
Desde los años 60, en el que se descubrió el fenómeno biológico de la oseointegración del titanio, los implantes dentales han demostrado un porcentaje de éxito extraordinario: más del 90%. Ninguna otra intervención quirúrgica puede exhibir estos resultados.
Por otra parte, la duración de un implante en boca, una vez oseointegrado, es la misma (e incluso un poco superior) que un diente natural. Sólo se pierde por traumatismo o por infección.
No existe rechazo al titanio
El titanio es totalmente biocompatible, por lo que no existe alergia al mismo ni nuestro cuerpo los rechaza. Lo que sí puede ocurrir (en un 2-5% de los casos) es que en algún implante no se produzca la oseointegración, es decir, que el hueso no crezca a su alrededor y se fusione al titanio. En ese caso notaremos que el implante presenta movilidad en vez de estar firme como una roca. ¿A qué se puede deber?
- El paciente no respeta el periodo de dieta blanda y reposo de la zona durante los primeros 2 meses. La inmovilidad del implante es prioritaria en este tiempo, igual que cuando rompemos un brazo o una pierna, el miembro escayolado o entablillado no debe usarse como apoyo o para hacer deporte.
- Una infección debida a una higiene deficiente durante el periodo de oseointegración.
- Recalentamiento del hueso receptor del implante debido al fresado quirúrgico. Con nuestra técnica mínimamente invasiva, este riesgo no existe.
¿Qué hacer en estos casos? Sencillamente se extrae el implante no integrado, se espera 2 o 3 meses para que se regenere el lecho óseo y se vuelve a poner otro implante. Una falta de oseointegración no significa que vuelva a ocurrir.